En los Presupuestos Generales de Estado del 2011, hay un descenso de recursos presupuestados en materia de I+D+i en un 7.38% en términos corrientes, lo que se sitúa en un 10% en términos constantes, si se añade la inflación prevista. Esta reducción profundiza el recorte del 5.5% que se produjo en el pasado año respecto al 2009, que entierra definitivamente la etapa de crecimiento del gasto de I+D+i en la anterior legislatura (2005-2008).
En respuesta a esta situación, Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, publicaba en el diario El Mundo el 24-02-2011 un artículo titulado “Por una ciencia de Calidad y sin complejos”.
Empieza el artículo: “En La Peste, de Albert Camus, el Dr. Bernard Rieux, protagonista y cronista de la novela, reúne todos los medios a su alcance para luchar contra la terrible enfermedad que asola Orán. En un episodio memorable Tarrou, un esforzado voluntario, confiesa a Rieux las razones íntimas que le han llevado a trabajar en silencio y sin descanso por una causa que muchos dan por perdida...”
Aquí la entradilla del artículo, pero este continúa en referencia a la situación de la ciencia en nuestro país: “…no hemos superado la percepción pública negativa que buena parte de la sociedad tiene sobre el estado de nuestra I+D. Pesan demasiado los victimismos, los complejos y los prejuicios sobre la situación de nuestra Ciencia, como la idea de que hay que emigrar del País para hacer Ciencia de Calidad. España padece un problema de paro del que no se escapa la profesión de científico, pero denunciar una fuga de cerebros es insultar a los miles de investigadores de prestigio internacional que trabajan aquí”. “El pesimismo acompaña la mentalidad española desde el origen de nuestra ciencia moderna…”
“El pesimismo patrio se estrella, como en otras ocasiones, contra los reconocimientos que vienen del exterior…”
Después nos menciona una retahíla de excelentes científicos añadiendo; “ellos también querrían más recursos a su disposición, sin embargo después de cada premio,… vuelven al laboratorio para investigar con la misma tenacidad y discreción. Y lo hacen porque saben que su trabajo es un ejemplo, como el de Tarrou combatiendo la peste, de lo que ahora más necesitamos: compromiso con el futuro de España”.
Con esta exaltación al patriotismo de los científicos la ministra finaliza el artículo.
Desde CCOO instamos a la Ministra a que sea igualmente tenaz y discreta para abordar el cambio de modelo económico, que tan necesario es en nuestro país.
Si las políticas públicas no van más allá de inyecciones interminables de recursos y ayudas fiscales a la I+D+i, no se cambiará el modelo. El Estado debe asumir su responsabilidad y su papel determinante diseñando instrumentos capaces de movilizar recursos públicos y privados, promoviendo la corresponsabilidad y no la subsidiariedad de lo público, incorporando transparencia y orientación en el destino de los excedentes empresariales. Especialmente importante es la participación de centros tecnológicos, Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRIS) y otros organismos que actúen como interfaces entre los sectores productivos y el SCTE (Sistema de Ciencia y Tecnología Español). Hay que profundizar en las formas de colaboración entre actores, en el necesario aprendizaje de la interrelación y no de la pura transferencia. Es imprescindible potenciar y favorecer el cambio cultural y organizativo necesario para que las empresas pasen de la innovación más o menos ocasional a la innovación sistemática, haciendo posible la transformación eficiente del conocimiento en bienes y servicios para la sociedad.
Así que, en nuestra Ciencia no pesan los victimismos, los complejos y los perjuicios, lo que si pesan y mucho, son las políticas equivocadas. Y le pedimos a la ministra, sin entrar en pesimismos patrios, que empiece a trabajar en silencio y sin descanso, para el cambio de modelo.
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